Qué ingenuas fuimos cuando creímos que el viaje de vuelta sería coser y cantar, lndia nos había preparado su traca final. A lo largo de las tres semanas de viaje intenté ser muy precavida para no caer enferma, me lavaba las manos con gel desinfectante a todas horas, el agua siempre embotellada, nada de hielo en las bebidas e intentaba evitar verduras crudas y comida callejera.
Para reducir el número de picaduras no usaba perfume ni crema corporal con esencia, y cuando empezaba a oscurecer siempre intentaba ir tapada hasta el cuello y embadurnada en spray antimosquitos (especial para embarazadas), pero cuando creía haber llegado al final del viaje sin ningún percance, me puse mala el día que nos volvíamos a casa y lo pasé tirada en la cama del bungalow de Goa, vomitando cada 2 horas.
Esa misma noche cargamos nuestras mochilas a la espalda y comenzamos la odisea. Después de haber cogido un vuelo de conexión en Goa y de discutir con la mitad del personal de tierra, llegamos POR FIN al aeropuerto de Bombay para enlazar con el vuelo a Londres.
Era de madrugada y el cansancio podía con nosotras. Estábamos haciendo el check in cuando la azafata de turno se dio cuenta de que no me encontraba bien y Silvia mencionó que estaba embarazada, apaga y vámonos.
Fue en ese momento cuando entró en escena el coordinador del vuelo, empeñado en que tenía que ir al médico y no quería dejarme volar!! Yo sólo era capaz de decir «EXCUSE ME??? Por la gloria de Shiva, de Ganesha y de todos sus dioses, déjeme salir de aquí que no aguanto más!!!»
La bendita jefa de cabina apareció por allí y me dio la autorización para volar, aún así el coordinador no estaba de acuerdo y se inició una batalla contra ellos para llegar hasta el avión…la del check in y el coordinador nos perseguían por el aeropuerto, les encontramos haciendo barricada en el control de pasaporte pero nosotras les hicimos un buen placaje para llegar a la puerta de embarque antes que ellos…surrealismo puro, éramos una escena digna de una película de Almodóvar.
Por fin alcanzamos la zona de embarque, miramos a través de la cristalera y ahí se alzaba el avión de Virgin Atlantic como si de un espejismo se tratase.
Mientras nos acerábamos al avión creíamos estar ante las puertas del cielo (nunca mejor dicho). Parecía que estábamos entrando en otra dimensión, había dejado de oler a curry, los asientos parecían relucientes y ser tan cómodos como un colchón «Lo Mónaco». Los zumos sabían como recién exprimidos y la comida traída de un catering de lujo!!!!
Al despegar sentí un gran alivio, juré y perjuré que nunca volvería a pisar ese país. Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Heathrow no me lo podía creer, nunca antes me había sentido tan bien al llegar a Londres, todo olía a limpio, los baños del aeropuerto me parecían maravillosos y no paraba de pensar «Europa cuánto te quiero!!!»
«THERE IS NOTHING LIKE RETURNING TO A PLACE THAT REMAINS UNCHANGED TO FIND THE WAYS IN WHICH YOU YOURSELF HAVE ALTERED»
-Nelson Mandela
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